A pesar de sus amplios usos, es importante tener en cuenta ciertas precauciones al manejar el dióxido de titanio. En su forma de polvo, puede presentar riesgos para la salud respiratoria si se inhala en grandes cantidades, ya que podría causar irritación en las vías respiratorias. Por ello, se recomienda usar equipos de protección personal adecuados, como mascarillas y guantes, y seguir las normativas de seguridad establecidas en el lugar de trabajo para minimizar la exposición. Además, aunque el dióxido de titanio es considerado generalmente seguro en productos cosméticos y alimentarios, su uso en forma de nanopartículas ha generado debates sobre posibles efectos adversos a largo plazo, lo que ha llevado a una mayor regulación y estudios continuos sobre su seguridad.
Se emplea para reforzar materiales como cementos y morteros, aumentando su durabilidad y resistencia a la corrosión. También es un componente clave en filtros solares, donde ayuda a proteger la piel de los daños causados por los rayos UV.